Dios nos ha enviado a su único hijo para salvarnos y perdonar nuestros pecados. La Virgen María como madre de Jesús, siempre ha estado con él acompañándolo y alentándolo en su misión, incluso cuando esto significó verle sufrir. Pero lo más importante, María nuestra madre, nos está invitando a consagrarnos a Jesús a través de ella y su Inmaculado Corazón.
En otras palabras, ella significa el camino corto y perfecto hacia Jesús, un camino de Fe y esperanza. La hermana Lucina Youshimats, misionera laica de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento conocedora y enamorada de la Virgen nos explica en que consiste.
En este video podremos conocer un poco más sobre la misión de María. Quien fue elegida por Dios para enviarnos a su único hijo, su gran creación. Además, de tener entre sus maravillosas virtudes la Fe viva, pero la también la fuerza espiritual necesaria para ser el soporte de Jesús en su misión. Sin dudarlo, estas cualidades eran perfectas para el Señor para cumplir con la misión de amor que tenía para nosotros.
Sin embargo, el camino hacia la Virgen puede no sea fácil, no porque uno no lo quiera, sino porque el demonio siempre esta cerca. Ciertamente se disfraza para que no tengamos una mejor conexión con Jesús. Pero, con El tratado de la verdadera devoción de la Santísima Virgen escrito por el santo Luis María Grignion de Montfort, podemos aprender la mejor manera de prepararnos para el reinado de Jesús. De esta manera, vamos a llegar a Él a través del corazón de María. Por otro lado, este tratado no siempre estuvo disponible, pues el demonio no quería que este apareciera luego que estuvo por 130 años perdido. Pero, una vez encontrado fue reconocido por su autenticidad y pureza doctrinal por el Papa Pío IX en un decreto del 12 de mayo de 1853.
Este tratado ha servido de guía para muchos santos. Entre ellos San Juan Pablo II, quien no dudaba en leerlo para tener una relación fuerte con Dios a través de la Virgen María.
Por otro lado, no podemos olvidar, que si bien la Virgen María tuvo mucha fuerza como madre, no fue ajena al dolor. Acompañó y sufrió junto con Jesús durante su pasión. Este amor filial lo podemos conocer a través de las devociones marianas que encontramos Rezo del Santo Rosario, en especial en los Misterios del Dolor o de la Encarnación. También a través de la oración de los 7 dolores de la Santísima Virgen, escrita por Santa Brígida. En otras palabras, podemos notar el gran dolor de una madre, que a pesar de todo no dejó de tener Fe y un amor incondicional hacia Dios.
En conclusión, el Inmaculado Corazón de María nos alberga a todos, incluso si nos hemos alejado. Porque ella entiende nuestro dolor, nuestras dudas, pero sobre todo siempre está junto a nosotros. Nos guía y nos permite sentir el gran amor de nuestro Dios.
María, Madre de Misericordia: La puerta al cielo
Dios, en su infinita sabiduría y amor, ha enviado a su único Hijo, Jesucristo, para salvarnos y perdonar nuestros pecados. En este plan divino, la Virgen María ha desempeñado un papel fundamental como madre de Jesús y nuestra madre espiritual.
Desde el momento en que María ganó ser la madre del Salvador, ha estado con Él, acompañándolo y alentándolo en su misión, incluso cuando esto significó verle sufrir en la cruz. Pero la grandeza de María no se limita a su papel como madre de Jesús; ella también es nuestra madre, invitándonos a consagrarnos a Jesús a través de su Inmaculado Corazón.
La hermana Lucina Youshimats, misionera laica de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, nos explica que María es el «camino corto y perfecto» hacia Jesús, un camino de fe y esperanza. A través de su intercesión y ejemplo, María nos guía hacia una relación más profunda con su Hijo.