Los ángeles fueron también los testigos y anunciadores de la resurrección de Jesús.
Todos tenemos un ángel guardián que nos ilumina y guía en cada camino. A veces creemos que estamos solos cuando algo nos sale mal, pero hay que tener en cuenta que cada experiencia nos forma espiritualmente, sea positiva o negativa, y nos sirve de dirección para no cometer los mismos errores. Por eso, deja en manos de Dios tus preocupaciones y penas, y déjate guiar y cuidar por los santos ángeles guardianes.
Los creyentes no sólo tienen la fe de su lado, sino que cuentan con “testigos” de la Palabra de Dios. La Sagrada Escritura contiene numerosos ejemplos que atestiguan la existencia de ángeles y sus manifestaciones en relación con el cumplimiento de determinadas misiones.
El conocido ejemplo de la Anunciación de María implicó a un ángel enviado por Dios para anunciar que había llegado el momento del cumplimiento de la venida del Hijo de Dios: sería concebido por el poder del Espíritu Santo y nacería de María como hombre.
La Sagrada Escritura y los ángeles
Con la Sagrada Escritura como fundamento, la Iglesia afirma la existencia de los ángeles y pone de manifiesto su misión en relación con la salvación colectiva en la historia, así como con la salvación individual.
En una catequesis de los primeros años de su pontificado, teniendo en cuenta lo que sostiene la tradición, Juan Pablo II afirmó que “los ángeles, en cuanto espíritus puros, no sólo participan de la santidad de Dios mismo, en el modo que les es propio, sino que en los momentos clave rodean a Cristo y le acompañan en el cumplimiento de su misión salvífica respecto a los hombres” (Audiencia general, 30 de julio de 1986; L’Osservatore Romano Edición española, 4 de agosto, p. 1).
La santidad, por tanto, como fruto de la gracia y del amor, es compartida por los ángeles. Sin embargo, no es compartida por todos, porque al principio hubo una rebelión, y los infieles a Dios y a su proyecto de salvación fueron excluidos.
Sin manipular la Escritura, podemos decir que la participación en la santidad de Dios puede entenderse en relación con la santidad redentora que brota de Cristo, por medio de la cual y en vista de la cual fueron creados los ángeles. Dicha participación fue sostenida de manera específica por los ángeles.
Los ángeles custodios
En la catequesis antes mencionada, Juan Pablo II afirma también que “en los momentos clave [los ángeles] rodean a Cristo y lo acompañan en el cumplimiento de su misión salvífica respecto a los hombres“. Esto es una consecuencia lógica del texto mencionado.
Los ángeles, creados por Dios según la importancia y la necesidad de cada situación, “acompañan” y “rodean” a la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo. De este modo, la misión es completa, abarcando a todo Cristo, Cabeza y Cuerpo.
Esta dinámica se refiere no sólo a la Comunidad Eclesial como tal, sino también a los miembros individuales de la Iglesia. Pero como parte del perfil histórico y eclesiológico hay que mencionar también que los ángeles caminan junto a la Iglesia en su misión de salvación y al mismo tiempo viajan al lado de sus miembros; todos los seres humanos tienen su propio ángel de la guarda para guardarlos, protegerlos e iluminarlos.
El Catecismo de la Iglesia Católica proclama que “desde la infancia hasta la muerte, la vida humana está rodeada de su cuidado e intercesión [de los ángeles]. Junto a cada creyente se encuentra un ángel como protector y pastor que lo conduce a la vida. Ya aquí en la tierra, la vida cristiana participa por la fe en la bendita compañía de los ángeles y los hombres unidos en Dios” (CIC, n. 336).
Esta protección beneficiará a los que respondan a la dirección del Espíritu Santo y a los que colaboren voluntariamente. En su liturgia, la Iglesia reza a los ángeles por sí misma y por los demás, invocando su protección e intercesión: basta con seguir la liturgia de la Misa para convencerse.
Si quieres pedir protección a los ángeles y arcángeles, te compartimos la Oración a San Miguel Arcángel y la Oración a los Santos Arcángeles.
Fuente: EWTN