Sabemos que las almas del purgatorio sufren mucho y, como si no fuese suficiente, pueden pasar muchos años ahí, sean décadas, centurias, incluso, hasta el final de los tiempos. Por eso, una gran manera de ayudarlas es recitar esta Oración por las Almas del Purgatorio asperjando Agua Bendita sobre las lápidas de los difuntos, como han hecho muchos santos a lo largo de los siglos, tal y como te mostramos en el vídeo, que garantiza, más fehacientemente, la salvación de las almas, pues, al poder de la oración se une el poder del Agua Bendita, y si esta oración no se hace con una Fe profunda, el agua bendita complementa al menos en parte nuestra flaqueza o falta de plena convicción a la oración rezada.
Por increíble que pueda parecer, este acto ha sido manifestado y recordado, por parte de las almas purgantes en las conversaciones que han tenido con los místicos y santos como San Malaquías, Maria Simma, San Vicente Ferrer, etc., destacando que asperjar agua bendita sobre ellas reduce y alivia sus penas. Así que levantémonos y vayamos al cementerio en ayuda y apoyo de nuestros hermanos que están en el Purgatorio.
¿Cuánto tiempo las almas permanecen en el Purgatorio?
El alma al momento de su muerte aún se encuentra con pecado, por eso, al estar en presencia de Dios se siente abatida y culpable, por lo que se arroja al Purgatorio para ser expiada. Si bien es consciente que el amor de Dios es infinito y misericordioso, y sabe que está salvada, pero necesita estar limpia, por lo que este pensamiento es lo que la consuela durante su tormento. El Purgatorio es, pues, un misterio de la gracia, un fuego de la Divina Misericordia.
El tiempo que las almas permanecen en el Purgatorio dependerá del número de sus faltas, la malicia y la deliberación con que éstas fueron realizadas, la penitencia hecha por los pecados cometidos durante la vida, así como los sufragios ofrecidos por las almas después de sus muertes, como son las Indulgencias, las Santas Misas, Oraciones, Ayunos u otras Mortificaciones (Penitencias), etc. Aunque, según las conversaciones que han tenido estas almas difuntas como diferentes místicos y santos, es muchísimo más largo de lo que podamos imaginar.
Otras formas de ayudar a las almas del purgatorio
Asperjar agua bendita sobre las tumbas sólo es una de las muchas maneras que tenemos de ayudar a las almas difuntas. Hay diferentes acciones que podemos hacer todos los días o en fechas especiales, es decir, no hay motivo para no ayudar a todas las almas del purgatorio a aliviar sus penas y acercarlos cada vez más a los brazos de nuestro Santo Padre. A continuación, te las contamos:
La Santa Misa
En la misa recordamos el gran sacrificio que hizo Jesucristo por nosotros ante Dios para limpiarnos del pecado, acto que puede ser ofrecido al Santo Padre en favor de las almas que lo necesitan. Sin embargo, no bastará con ofrecer una misa en nombre de estas almas, también debemos asistir.
Gracias a una revelación de San Gregorio, se pudo conocer que había un religioso llamado Justo, quien había pasado del Purgatorio a la Gloria gracias a la celebración de la Santa Misa por 30 días consecutivos en las que se pedía por eterno descanso del religioso y el perdón de sus pecados. A estas misas se les conoce como Misas Gregorianas y tienen las siguientes condiciones:
- Las treinta Misas deben celebrarse en forma continua, sin interrupción, con excepción del Viernes Santo y deben aplicarse siempre por los mismos difuntos.
- No es necesario que las celebre un mismo sacerdote, ni en un mismo altar, ni en memoria de San Gregorio.
Mortificaciones o penitencias
Todas las penitencias o sufrimientos que hagamos en favor de las almas del purgatorio serán un gran alivio para ellas. Con esto no queremos decir que, mientras más grande la penitencia, más rápido se salvarán, al contrario, si no se hace con Fe y de corazón, no serán de gran ayuda.
Podemos hacer penitencias pequeñas como dejar de hacer algo que nos guste y ofrecerlo en favor de las almas. O tal vez dejar de comer algo como un chocolate o cualquier otro dulce, así como no ver por tanto tiempo la televisión, sobre todo ahora que están tan de moda los maratones de series, etc., estamos seguros que las almas estarán muy agradecidas.
Hacer buenas obras
Si bien podemos dejar de hacer algo que nos guste como penitencia, podemos hacer buenas obras en nombre de las almas de nuestros difuntos, siempre manteniendo la humildad, que es lo que ayudará más que cualquier penitencia. Por ejemplo, si sabemos que un alma en vida pecaba de impaciencia o ira, podemos hacer actos de paciencia y dulzura, o si era de comer o beber en cantidad, podemos hacer ayunos en su nombre. Sin embargo, no hay que olvidar que estos actos hay que ponerlos en manos de nuestra Madre, para que sean utilizados como mejor convenga.
Igualmente, se recomienda que cada acto sea acompañado de un ofrecimiento, como: “En nombre de Dios” o “Jesús, todo por ti” o “Todo por tu Sagrado Corazón por medio de tu Santísima Madre”.
No dejar de rezar
La oración tiene un gran poder, por eso, rezar el Santo Rosario será más poderoso si se hace después de la Santa Misa. Rezar el Rosario ayuda a liberar muchas almas, evitándoles años de sufrimiento. Para esto, debemos encomendarnos a nuestra Madre para que interceda. También se recomienda rezar y meditar durante el Vía Crucis, ofreciendo al Padre los dolores y muerte de su amado Hijo y las lágrimas de su querida Madre.
Cuando hacemos oraciones por nuestros difuntos también debemos incluir a los servidores especiales de Dios: sus sacerdotes. Debemos hacer oración por los sacerdotes ya fallecidos, ya que a ellos se les ha confiado tanta responsabilidad para guiarnos por el camino de la salvación. Como leemos en el Evangelio de San Lucas: “Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más”. (Lc 12,48B).
Por eso, para que puedas incluirlos en tus rezos, te dejamos este artículo donde encontrarás la Oración por los fieles difuntos y la Oración por un Papa, Obispo o Sacerdote fallecido
Asimismo, estas acciones ayudarán a aliviar, en gran medida, la pena de estas almas difuntas.
Indulgencias
En el día de los Fieles Difuntos, no sólo recordamos a nuestros seres queridos, también podemos aprovechar en pedir indulgencias por todas las almas difuntas, aunque hay que tener en claro que, las indulgencias perdonan la pena, mas no el pecado, para esto hay que confesarnos. Pero para entender mejor su significado, vamos citarlo desde el catecismo “Las indulgencias son la remisión ante Dios de la pena temporal merecida por los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa, que el fiel, cumpliendo determinadas condiciones, obtiene para sí mismo o para los difuntos, mediante el ministerio de la Iglesia, la cual, como dispensadora de la redención, distribuye el tesoro de los méritos de Cristo y de los santos.” (CIC N° 312).
Existen dos tipos de indulgencias: la Indulgencia Parcial y la Indulgencia Plenaria. Para saber cómo ganar indulgencias en el día de los Fieles Difuntos dale clic aquí.
María Simma, religiosa y mística, conocida por el don de poder conversar con las almas del purgatorio, nos dice que para ellas, las indulgencias tienen un valor inestimable, ya que disminuyen sus dolores. Además de la remisión total o parcial ante Dios de un castigo temporal por pecados que han sido perdonados, pero no expiados
Encender velas en su nombre
Se recomienda hacerlo, aunque con mucho cuidado para evitar accidentes. Hacerlo significa un gesto de atención para con las almas, además, que al encenderlas iluminas las tinieblas en las que se encuentran. Al prender las velas, hay que meditar sobre nuestros pecados y hacer el firme propósito de combatirlas, sabemos que tenemos debilidades, pero debemos confiar en Dios y en su amor incondicional para lograrlo.
Agua Bendita
No sólo para usarlo en el cementerio. Algo bastante útil para las pobres almas, indicaba la monja carmelita Ana María Lindmayr, es el agua bendita. Con frecuencia el Señor le encargaba rociar agua bendita. Ella, tenía la piadosa costumbre de antes de acostarse dar agua bendita a las Almas del Purgatorio.
Ella escribió: “Una noche me olvidé y me fui a dormir; mas las pobres almas permanecieron todo el tiempo dando vueltas alrededor de mi cama, me levanté y las rocié con el agua bendita. Sólo hasta entonces pudieron descansar“. Las Almas Santas sienten la fuerza purificadora y santificante del agua bendita, igualmente el amor con el cual se les da.
Estos son algunos de los comentarios extraídos del libro Mis conversaciones con las almas del purgatorio de la princesa alemana Eugenia Von der Leyen sobre el bien que les hace el agua Bendita a las almas purgantes:
Conversación del 9 de Marzo. Volví a ver al caballero en el tercer piso. Yo: “¡Pero dime cómo te llamas!”. Él: “¡El pobre!”. Yo: “¿Por qué pobre?”. Él: “¡Mírame!”. Yo: “¡No veo nada de especial!”. Entonces se me acercó, pero no vi nada de extraordinario, sólo sus dos manos ensangrentadas. Yo: “¿Qué puedo hacer por ti?”. Él: “¡Lávame!”. Fui rápidamente por agua bendita, él me espero en silencio. Eché el agua bendita sobre sus pobres manos. Nunca podré olvidar aquella mirada de agradecimiento con la que se volvió hacia mí.
Aún permaneció ensangrentado, pero su rostro cambió totalmente. Yo: “¿Te sientes mejor?”. “¡Reza!”, respondió. Luego recité el “De profundis” y de repente desapareció. Ahora me siento nuevamente contenta. Sin embargo, sigue habiendo algo inexplicable en todo esto: Aunque derramé sobre sus manos una botella casi llena, sobre el suelo no quedó ni una gota.
Conversación del 15 de Abril. Hace mucho que no he escrito ni un renglón, pues quería probar qué pasaría si pienso menos en todo esto, pero fue lo mismo. El Párroco Natterer vino 14 veces en todo este tiempo. Lo único que dice: “¡Te ruego una S. Misa!”. En él predominaba una inquietud tal, como no he visto en ninguna otra aparición!. No se quedaba quieto ni por un instante. Aquella cosa pegajosa empezó a caersele a pedazos desde la novena aparición: muy extraño, especialmente el rostro. Lo rociaba a menudo con agua bendita, después me miraba con tanta gratitud, que para mí era la más grande alegría de Pascua. No debería estar lamentándome a cada instante pues recobro ánimos al experimentar esas alegrías, imposibles de describir.
Conversación del 4 de Mayo. Ella vino dos veces durante la noche; se inclinó sobre mí, cosa que me desagrada demasiado. También vi a Nicolás. Le pregunté a la Amas de llaves* su nombre; volví a preguntar pero no me contestó. Después gritó espantosamente: “Ba….e”, estaba muy triste. Se alegra con el agua bendita (siempre llega totalmente alterada).
Conversación del 6 de Octubre. Vino a mi habitación mientras sonaban las campanas para Vísperas. Se acercó al frasco de agua bendita y allí esperó. La rocié y se fue, pero regresó por la noche. Ahora está mucho más clara y ya no siento tanto miedo. He notado que renunciando a mi voluntad puedo ayudarla. Este día se ha portado más amable, ahora está más atenta a todo.
Conversación del 27 de Noviembre. Aquella bestia se abalanzó sobre mí. No podía defenderme, tampoco quiero volver a cachetear a ninguno. Sentía los gusanos en su pegajosa piel. Qué terrible!. Finalmente me soltó. Yo: “¡Quiero que hables!, ¿Por qué volviste a hacer eso?”. Entonces me gritó: “¡Me quemo, recuerda lo del evangelio: “Crucior in hac flamina [(¡Estas llamas me atormentan! Luc. XVI, 23-24)]!”. Yo: “¿Cómo hago para ayudarte?”. Él: “¡Agua Bendita!”. De inmediato le di agua bendita y lo mismo que sucedió la vez pasada: No cayó ni una gota al suelo. Me miró agradecido y comenzó a llorar.
Yo: “Pero dime de una buena vez, ¿Quién eres?”. Él: “Egolfo von R…”. Yo: “Entonces viviste aquí”. Él: “¡Viví y pequé!”. Yo: “¿A quién mataste?”. Él: “A Susana!”. Yo: “¿Aquí?”. Él: “No”. Yo: “¿Pero llegaste incluso a pecar aquí?”. Él: “¡Aquí cometí pecados muy abominables!”. Yo: “¿El arrepentimiento que sientes ahora te alivia el dolor?, ¿No te aprovecha en nada? “. Él: “No”. Yo: “¿No tienes a alguien, a parte de mí, que te ayude?”. Él: “No”.
Yo: “¿Has permanecido en esta casa, durante todo este tiempo, en este mismo estado?”. Él: “No, después de [haber estado en] las tinieblas”. Yo: “¿A que te refieres con “las tinieblas”?”. Él: “¡El alejamiento de Dios!”. Yo: “¿Entonces ahora estás más cerca?”. Él: “Sí”. Yo: “Ahora dime, ¿Inmediatamente después de la muerte a dónde se llega?”. Él: “¡Primero el Juicio, luego el castigo!”. Yo: “¿Entonces te encontraste con el buen Dios?”. Él: “¡Lo adoré, luego me precipité!”. Yo: “¿Sabes de qué manera pueda salvarte?”. Él: “Sí”. Yo: “¿Cómo?”. Él: “¡Renuncia a toda alegría!”.
Conversación del 29 de Diciembre. Henrique aquí; le he hecho un montón de preguntas pero no he obtenido ninguna respuesta. Empezó a rezar por su cuenta; cuando le rocié agua bendita se tranquilizó
Conversación del 11 de Febrero. Henrique se apareció repentinamente de pie junto a mí durante el rezo de Maitines. Le dije: “Ven acá que quiero darte agua bendita, ¿Estás contento?”. Él: “Sí”. Yo: ¿Qué quieres ahora?”. Él: “¡Tu mano!”. Se la di, él tomo la otra y permanecimos así. Parecía como si mis fuerzas se me estuvieran yendo. Entonces le dije: “¡Por favor suéltame!”. Él: “¡Aguanta, entonces seré libre!”. Sostenía mis manos con mucha fuerza. Finalmente le dije: “Déjame libre, ya suéltame o no tendré tiempo de ir a la Comunión, ya es tarde”. Me soltó y por primera vez vi una sonrisa en su rostro. Dijo: “¡Gracias, estoy en la luz!”. Desapareció.
Conversación del 13 de Mayo. Vi nuevamente a la criada. Weiss estuvo aquí largo tiempo. Un poco más calmado; parece contento de recibir el agua bendita. Oí la música.
Si quieres saber más sobre cómo ayudar a las almas de tu familia en el purgatorio, te recomendamos este artículo.