«Id y bautizad y haced discípulos», pedía Jesús. Las parroquias, bautizar, bautizan. Bautizan a cualquier bebé que les lleven. Pero ¿hacen discípulos?
Un discípulo es alguien que tiene una relación significativa, consciente, personal, con Jesús, y puede compartirla con otro. El padre James Mallon, en su libro Una Renovación Divina dice que el parroquiano es «una oveja» mientras que el discípulo es «una oveja ninja, altamente entrenada».
Las parroquias a menudo tienen «consumidores de sacramentos y servicios» (gente que viene a recibir la comunión, casarse o bautizar sus bebés) pero no tienen una relación con Jesús que contagie a otros.
El discípulo dedica tiempo, algo de esfuerzo y pasión, a aprender, a evangelizar y a la Iglesia. ¿Cómo cambiar toda una parroquia de consumidores para que sea una parroquia de discípulos? Se requiere tiempo, constancia y determinación. Y un plan.
Un ejemplo «como un glaciar»
En la parroquia de San Juan Nepomuceno de Oklahoma City (sjnok.org) lo comparan con un glaciar que avanza: lento pero creciendo. Es una parroquia viva con un potente colegio católico. Cuenta con 1.200 familias «registradas», de las que unas 800 son «activas» (es decir, se las ve en las distintas misas).
Desde 2014, está inmersa en un proceso de pasar del «consumo» de servicios y sacramentos al «discipulado». Antes de ponerse a evangelizar a alejados de la fe, quieren que unos 300 feligreses (un 20% de los que acuden a las misas) sean «discípulos». Esperan conseguirlo en 4 años.
La diócesis tiene una oficina de Nueva Evangelización y Discipulado Misionero (con web aquí), dirigida por Carole Brown, titulada en Teología y Ministerio Cristiano en la Universidad Franciscana de Steubenville y con más de 20 años trabajando en Nueva Evangelización. Carole ha pilotado de cerca el proceso en esta parroquia.
El discipulado es para todos… pero empieza con pocos
La web parroquial anuncia el objetivo: «el discipulado es para todos los adultos de nuestra parroquia. El proceso entero requiere un año, pero todo lo que pedimos es que te comprometas a las siete primeras semanas» (7 sesiones de periodicidad semanal).
«Después de eso, puedes decidir si quieres seguir. Por favor, considera con oración tomar esta oportunidad de hacer a Jesús el centro de tu vida y de crecer en los hábitos de un discípulo con un grupo pequeño de nuevos amigos. Dios te ama y desea estar cerca de ti. Solo has de decir sí».
En 2014 Carole seleccionó a sólo 2 personas, un hombre y una mujer, para empezar el proceso. Los formó durante un año. Después, en 2015, seleccionaron a 25 parroquianos para hacer ese discipulado de un año. Se engancharon en las 7 semanas iniciales y perseveraron. Ahora, van invitando a más y más parroquianos, y cuando un 20% hayan pasado por el discipulado pasarán a la evangelización de alejados.
Carole Brown, la directora de Nueva Evangelización de la
diócesis de Oklahoma City explica lo que se puede aprender
del proceso de discipulado de esta parroquia
En L’Alto Institute (www.laltocatholic.com), una entidad católica de nueva evangelización para renovar parroquias, toman nota y publican las 7 cosas que ha visto Carole en San Juan Nepomuceno que han funcionado en este proceso de «multiplicación de discípulos».
1. Se empieza buscando los líderes adecuados
En la parroquia se seleccionó a un hombre y una mujer ya muy comprometidos con Cristo y bien enraizados en la parroquia. Aceptaron recibir la formación de liderazgo para el discipulado y ser «conductores» del proceso.
2. Los líderes harán de este discipulado su apostolado principal
No pueden ser los que ya están haciendo un millón de cosas en la parroquia. O bien, han de dejarlo casi todo. El discipulado y la formación para discipular han de ser su principal responsabilidad, dejando otras. «Os pido discernir si Dios os llama a hacer de esto vuestro asunto principal», les dice Carole.
3. Hay que prevenir a la parroquia de que «va para largo» y empiezan pocos
Hay que entusiasmar a las fuerzas vivas de la parroquia pero explicando que es un proceso largo y que en las primeras fases (durante tres o cuatro años) no se invita a todo el mundo.
4. Los encuentros son en casas, no en la parroquia
Los encuentros de los grupos se hacen en casa: eso mejora su unidad y acogida. Se exige a los anfitriones que sean sencillos en su acogida: nada de intentar impresionar cocinando. «Cuanto más teatro le pones a la hospitalidad, menos gente querrá acoger grupos en su casa».
5.Los primeros grupos con líderes potenciales
De los primeros grupos han de salir los potenciales líderes de los grupos posteriores. «Durante los primeros ciclos -es decir, años, porque el ciclo dura un año- eliges gente con cuidado y oración que tenga la habilidad de liderar a otros. Sigue el principio de la Escritura de 2 Timoteo 2,2, cuando Pablo dice a Timoteo: ‘lo que has oído de mí, enséñalo a otros fieles capaces de conducir a otros«. El proceso, en esta fase, busca generar «fieles capaces de conducir a otros».
6. Empiezas pidiendo un compromiso asequible de los líderes
Invitar a la gente a un discipulado de un año puede asustar. En San Juan Nepomuceno invitaron a 25 líderes potenciales a una cena, y en la cena Carole les pidió comprometerse en acudir a 6 sesiones. En esas seis sesiones veían vídeos formativos de la serie Discovery de Catholic Christian Outreach (cco.ca). Eso sí, se les exigía acudir a las 6, no saltarse ninguna. Y si alguno se saltaba una sesión, la organización quedaba con él y recuperaban el tema. «Esto es porque los católicos están acostumbrados a dejarse caer, irse, volver… En este caso, al terminar la serie Discovery, quedaron enganchados«. Discovery es una serie de vídeos y materiales guiadas para formar evangelizadores católicos: nació en un entorno universitario y estudiantil pero ya sirve para muchos otros ambientes.
7. No saltarse los encuentros «uno con uno»
El sistema de Catholic Christian Outreach pide que el responsable de cada grupo tenga una reunión individual con cada uno de los miembros de su grupo al terminar la ronda de 6 sesiones, y que hablen una serie de temas previstos en el programa. Carole insiste en que no hay que omitir esos encuentros uno a uno, más aún, que deben cuidarse: pueden ser con café, o paseando en un sitio hermoso. Ha de ser agradable. También es un momento en que se aprende mucho acerca de la otra persona y se le puede aportar algo de acompañamiento.
En San Juan Nepomuceno decidieron que los grupos serían «unisex»: grupos solo de mujeres y grupos solo de hombres. Así, el acompañamiento y escucha lo hacía también alguien del mismo sexo.
Además, los encuentros de hombres y los de mujeres pueden ser en días distintos de la semana: así, en matrimonios, uno de los dos se queda con los niños. «A veces, los hombres dicen en 45 minutos lo que las mujeres necesitan 90», comenta Carole. En esta parroquia se hizo así, pero Carole considera que otras parroquias pueden hacerlo de otra forma.
El cálculo de Carole es que con estos 25 discípulos, se puede formar como discípulos a otros 300, el 20% de los parroquianos activos. Y ya con esa cifra, llega el momento de ponerse a evangelizar a alejados, con métodos adecuados para ellos.
Este vídeo en inglés explica esta visión de la parroquia, con los primeros que han pasado por ese discipulado