En la fotografía que nos llega desde Siria, se observa una escena que mezcla lo sublime de la liturgia católica con la cruda realidad de un país marcado por años de conflicto.
Un sacerdote, revestido con los ornamentos dorados propios de la celebración eucarística, lleva a sus espaldas un arma, recordándonos que, en esta tierra, la paz nunca está garantizada. Sin embargo, en su rostro y en su actitud, se refleja una profunda devoción y serenidad que trascienden cualquier peligro externo.
La imagen está impregnada de un simbolismo profundo. La Iglesia, desde sus inicios, ha sido perseguida, pero siempre se ha mantenido fiel a su misión: proclamar el Evangelio hasta los confines de la tierra. En Siria, un lugar donde los cristianos son una minoría vulnerable, esta misión adquiere un matiz heroico. La Eucaristía, celebrada en un entorno de incertidumbre, se convierte en un…
Autor: Jaime Gurpegui
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