Autor: Pablo J. Ginés
A Roger Dubin, criado en una familia judía neoyorquina nada devota, decepcionado del vacío de la Nueva Era y las meditaciones orientales, anticristiano intrigado por Cristo, lo que le convirtió al catolicismo fue ver a Benedicto XVI en el balcón, desde la televisión de un bar, el día de su aceptación como Pontífice.
“Soy el primer converso de Benedicto XVI”, dice.
¡Roger se convirtió cuando Benedicto se asomó al balcón! Fue algo en la mirada del Papa alemán, algo místico, algo que no se ve cuando se repasan los vídeos del momento. Algo que le hizo llorar y transformó toda su persona.
Para entender hasta qué punto es insólita un experiencia así, hay que conocer la historia de Roger.
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