En el mundo existe una creencia generalizada que, lejos de ayudar, está estancando a muchas entidades de la Iglesia Católica o que trabajan por los valores del Humanismo Cristiano y, en algunos casos, llevándolas a la desaparición. Esta creencia se basa en una idea aparentemente noble, pero profundamente errónea: que el 100% de los ingresos por donativos deben destinarse directamente a los beneficiarios, feligreses o a las obras sociales de nuestras instituciones.
Autor: Juan Uribe
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