Una conversación con el matrimonio formado por Monika y Anton, mantenida en su casa de Berlín, sobre las limitaciones, pero también sobre las posibilidades de vivir la fe en un país comunista. Aunque han pasado ya tantos años desde la desaparición del régimen de vigilancia de la RDA [República Democrática Alemana], lo tienen tan interiorizado que prefieren que no se publique ni su apellido ni una foto.
Resistiendo a la Jugendweihe, la ceremonia de iniciación socialista
Anton, de 76 años, ha pasado toda su vida en la extinta RDA, pues desde que cayó el Muro sigue viviendo en el antiguo Berlín este. Su familia procedía de la región del río Oder, pero se trasladó a Brandemburgo en 1945: “Mi madre, que ya entonces tenía cinco hijos, huyó a finales de la guerra hacia esta región; yo nací un año más tarde, en 1946, en la capital del distrito, Belzig, que hoy se…
Autor: José M. García Pelegrín
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