Una vez más, Jorge Mario Bergoglio, conocido en el ámbito eclesiástico como Papa Francisco, demuestra que no soporta decir “España”. En su reciente mensaje sobre la tragedia de la DANA que afecta a la Comunidad Valenciana, decidió referirse a las “poblaciones de la Península Ibérica”, evitando nombrar al país.
Para un Papa que parece siempre tener una palabra amable para todos, este «olvido» no es casual; es más bien un reflejo de un patrón: el constante intento de agradar a la izquierda, incluso si eso significa desfigurar la historia o ignorar la importancia de España en la expansión del cristianismo.
Es como si el nombre “España” le provocara urticaria. Reconocer el papel de España en la creación de la Hispanidad, en la mayor obra de hermanamiento y evangelización jamás realizada bajo el signo de la Cruz, parece incompatible con su agenda de quedar…
Autor: Jaime Gurpegui
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