por Paolo Affatato
Faisalabad – Hay cinco familias cristianas atrapadas en la red del «trabajo esclavo» en las fábricas de arcilla que salpican el campo del Punjab paquistaní. Cada una de ellas está formada por jóvenes, ancianos y niños. Está la familia de Yaqoob Masih junto a las de Altaf Gill, Shafiq Bashir, Adnan Masih y Liaquat Barqat. Forman parte de las numerosas familias que se encuentran aprisionadas debido a la práctica del «peshgi», un anticipo del salario que el trabajador recibe del empleador, en razón de una necesidad, y que pasa a formar una deuda. Esa deuda se acumula y, por los intereses, crea un sistema de dependencia perpetua, que se convierte en una forma aceptada y legalizada de esclavitud moderna. El fenómeno está muy extendido en Pakistán, nación que ocupa el sexto lugar en el índice elaborado por «Global Slavery», que contabiliza 2,3 millones de…
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