Pordenone – El 8 de noviembre de 1922, hace exactamente cien años, el obispo italiano Celso Costantini llegó a Pekín después de un largo viaje, enviado por el Papa Pío XI como primer delegado apostólico en China. Una misión que se mantuvo en secreto hasta su llegada a Hong Kong, para protegerla del sabotaje de las potencias europeas. «De cara sobre todo a los chinos – escribiría más tarde Costantini en sus memorias, recordando la llegada a su destino – me pareció oportuno no acreditar en modo alguno la sospecha de que la religión católica pudiese parecer estar bajo protección o, peor aún, se viese como instrumento político al servicio de las naciones europeas. Quise, desde mis primeros actos, reivindicar mi libertad de acción en el ámbito de los intereses religiosos, negándome a ser acompañado ante las autoridades civiles locales por representantes de naciones…
Autor:
Continuar leyendo en: www.fides.org
Comulgar en la boca en época de pandemia
Te queremos compartir este artículo del Padre Ángel María Rojas, S.J. escrito en agosto del 2020, donde nos explica cómo comulgar en la boca, sobre todo, en estos tiempos de…
Jacinta Marto, la pastorcita que nos enseña el valor del sacrificio
El 20 de febrero se cumplió el centésimo aniversario de la muerte de Santa Jacinta Marto, la pastorcilla de Fátima fallecida en Lisboa con sólo diez años. Todos conocemos la …
Los 12 pasos que nos llevan a la esclavitud del orgullo, según San Bernardo
El orgullo es un pecado que puede manifestarse de diversas formas y llevarnos por un camino de autodestrucción espiritual. Continúa leyendo este artñiculo para conocer cuales son los pasos que…